lunes, 20 de febrero de 2012

LA REVOLUCIÓN FRANCESA

Historia de la Ciudadanía Democrática XVII

Pinel (psiquiatra de París) liberando de cadenas a una paciente.
 Cuadro de Robert Fleury (1795).
 Desde que España y Portugal descubrieran vía marítima los lejanos mundos a Europa, y con ellos a los océanos y mares del mundo, las potencias europeas se dedicaron a guerrear por estas nuevas rutas comerciales, marítimas y mundiales. En este contexto apareció la Guerra de Independencia de EEUU, renaciendo así la Democracia en la Historia Humana, esta vez basada en el modelo representativo. Democracia, donde el plural que somos, vía voto individual, puede mostrar claramente un pensamiento común que identifique mejor las civilizaciones que formamos y vamos formando. La Democracia, entidad viva en movimiento y evolución, tiene un lugar de honor en la Historia Humana. En esta ocasión y antes de este renacimiento democrático donde surgieron las aquí llamadas revoluciones democráticas fundamentales (Inglesa, 1642. Estadounidense, 1776. Francesa, 1789 y Española, 1812) que unieron a la época moderna con la contemporánea, destacar el Descubrimiento de América (inicio de la época moderna en Occidente) que supuso ubicación para todos los humanos y disposición de ser conocidos y situados en un mismo planeta.

Todos los pueblos humanos quedaron interconectados en un nuevo mapamundi que ya cubriría al planeta entero. Estos pueblos humanos, o los más destacados, eran guerreros. Por ello al mismo tiempo de este conocimiento planetario y empírico, empezaron las guerras de conquistas planetarias de las monarquías absolutas europeas contra el resto del mundo y contra entre ellas mismas, arrastrando al resto del mundo en estas guerras que se extendieron por todo el planeta. Las rutas marítimas quedaron esenciales para colonizar y mantener las explotaciones coloniales. Aledañas a ellas, las rutas militares y la de nuevos descubrimientos. Todo ello demandando grandes inversiones donde la economía se vio abocada a un nuevo capitalismo que iría arrinconando al modelo feudal y extendiendo sus redes por todo el planeta. Mucho del dinero de esta expansión económica europea fue empleado en estas guerras, en ejércitos y naves de combate. Tanto fue el recurso económico utilizado para lo bélico que muchos pueblos europeos fueron abocados a la miseria extrema. Uno de aquellos pueblos fue el francés, donde tanto habían calado las nuevas ideas políticas de la Ilustración y, en lo práctico, más motivación liberal por el reciente triunfo de la Democracia en la Independencia de EEUU.


Así en 1789,  después  de  la  lejana  Revolución Inglesa y con la  nación  estadounidense  recién nacida, apareció la Revolución Francesa. Post que ahora tratamos, dejando ya sólo para el próximo a la Revolución Española. Abarcando con ello este periodo desde 1776 a 1812, treinta y seis años para el  renacimiento  histórico  de  la  Democracia,  o  el nacimiento histórico de la Democracia Representa-tiva, en tres idiomas y culturas,  y  actualmente  en vigor en Gran Bretaña, EEUU, Francia  y  España. Este nacimiento democrático iba a trascender más allá de lo conocido  como  Historia  Occidental  y también abarcaría, abarca ya, a la Historia Asiática, a la Africana y la Oceánica, en todos los continentes hay  países  democráticos.  Ofreciendo  variados modelos como monárquica parlamentaria o constitucional, república, presidencialista  y  otras  formas  de gobierno donde la democracia es ejercida. Pero sin una pieza de este cuarteto revolucionario, (donde en tres de ellas aparecieron las tres primeras constituciones soberanas y democráticas del mundo), sin la pieza llamada “Revolución Francesa” careceríamos del cuerpo teórico y universal que  hoy  sustentan  a  los  ciudadanos democráticos del mundo. Así de importante es el tema que tratamos.

Este extraordinario acontecimiento revolucionario en una de las primeras potencias occidentales es tan importante que marcamos el inició la Edad Contemporánea en la Historia Occidental. Puede verse este nuevo periodo histórico como una continuidad del Humanismo y del Renacimiento aparecidos en Europa, pero sobre todo fue el primer eslabón de una cadena de movimientos sociales y revolucionarios que harían temblar a Europa. Y a la larga desembocaría en uno de los mayores tesoros de la Humanidad, el sufragio universal, paritario y sin esclavos (la ciudadanía general democrática) ya en pleno siglo XX. Este cauce revolucionario no siguió una evolución en línea recta, ni ocurrió en todos los lugares. Aún así aparecieron nuevas declaraciones de Independencias (descolonialismo americano) y, por lo tanto, nuevos nacionalismos y constituciones soberanas emanadas de la voluntad popular y entre los pueblos humanos más avanzados.

El planteamiento inicial de esta revolución francesa es similar a la revolución inglesa en cuanto a que asistimos a un enfrentamiento en las alturas del orden económico entre los ricos burgueses (nobles o no) y la “todopoderosa” Corona, pero en esta ocasión eran burgueses ilustrados (no nobles). La cuna y núcleo intelectual de la Ilustración fue París y, aunque la revolución estadounidense recibió gran apoyo de ella, ahora la revolución iba a producirse allí mismo, en París. Esta Ilustración y su relación tan directa en la politica es la gran diferencia que convierte a esta revolución como única en la Historia. De esta burguesía ilustrada, con el sustento y apoyo del pueblo llano, emanará un cuerpo teórico que dejará a la ciudadanía y a la democracia como las grandes virtudes públicas a alcanzar por el ser humano, una moralidad común y democrática de la libertad. No ocurriría esta vez como en la Revolución Inglesa que, quizás por lo improvisada que surgió, se ahogó sin tiempo suficiente para dar a luz un cuerpo teórico similar al francés, que tuvo mucha literatura especializada previa a los hechos. Descubrimos que la francesa era una "revolución anunciada", al menos casi todos los burgueses la esperaban. Quizás hubieran preferido como resultado final una monarquía parlamentaria más que una república, pero como en toda revolución los hechos escapan al control de las manos que la inician, incluso muchas veces volviéndose mortalmente contra ellas.

El contexto inicial, puramente humano, fue mucha miseria y hambre que padecía la mayoría del pueblo francés. Esta fue la circunstancia definitiva que produjo un drástico cambio de gobierno. Ante la imposibilidad de frenar este desastre económico latente que vivía Francia, el rey convocó una Asamblea de Notables. Desesperado, solicitó ayuda (dinero) a los aristócratas o nobles, pero se negaron, así el rey quiso imponer un impuesto especial por toda producción, pero los notables se mostraron rebeldes y dejaron solo al rey con su grave problema. Al rey sólo le quedó un camino inusual, convocar a los Estados Generales para el uno de mayo de 1789. Extraordinaria convocatoria que no se producía desde hacía 175 años, los cimientos de Francia iban a removerse. En el ambiente parisino algo grande se preparaba y muchos buscaron las mejores posiciones iniciales. Necker, el primer ministro de la Corona, (que ya antes había intentado reformas económicas pero fracasó) comenzó los preparativos. Debía organizar algo de suma importancia sin tener experiencia (nadie la tenía, pues se requería una edad de al menos 200 años). Y los Estados Generales eran la unión de las tres partes legales y nacionales en la formación de Francia, poblada entonces por veintiséis millones de habitantes repartidos en tres estamentos llamados Estados:

Los Estados Generales. Asamblea General Extraordinaria, 1789.
  • La Nobleza
  • El Clero
  • El Pueblo llano (donde se ubicaba políticamente la burguesía revolucionaria).

Los burgueses sin títulos nobiliarios y que no pertenecían al clero, casi todos los burgueses, eran parte del Tercer Estado. Pero en este estamento estaban también los campesinos franceses, que vivían bajo condiciones feudales, sometidos al diezmo eclesiástico, a los cobros de los derechos feudales y al pago de impuestos al Estado. Por ejemplo, si una mercancía o producto debía atravesar Francia pagaría estas tasas feudales cada vez que dejase las tierras de un territorio (o provincia) y pasara a otro. Ello nos daría dos pistas, una sobre el auge del comercio naval, y otra la aparición de nuevas riquezas liberadas del yugo feudal en las rutas marítimas, puertos y en las colonias francesas. Si a esto añadimos que París no era feudal sino la capital intelectual del mundo nos resultaría una burguesía francesa muy rica y culta rodeada de feudos medievales. Una nueva clase rica, aparte del clero y la nobleza, y mejor preparada que ellos, dispuesta a entrar en acción cuando las circunstancias fueran favorables. Como favorable fue aquella convocatoria a los Estados Generales en la ciudad de París, donde el veinte por ciento de la población sobrevivía en absoluta pobreza.

Además aquella convocatoria tan extraordinaria no iba a ser resuelta en única asamblea, sino en una serie de ellas, con el tiempo suficiente para hallar la solución. Este punto estaba claro, pero Becket decidió que el tercer Estado o Pueblo llano debería tener el mismo número de diputados que el Clero y la Nobleza juntos, ya que representaba a la gran mayoría de los franceses, pero recibiendo enérgica protesta de ambos. Además Becket era economista y aquello no era la Edad Media, porque posiblemente había más dinero libre fuera de la nobleza y del clero que dentro, acostumbrados más a gastar que a invertir. Al final y con retraso los Estados Generales se inauguraron en Versalles el 5 de mayo de 1789. En los primeros puntos tratados llegó el desacuerdo, el tercer Estado quería que por cada diputado, un voto; pero Nobleza y Clero querían que se votase por estamentos, donde siempre ganarían ellos (dos contra uno). Con tanto desacuerdo entre los privilegiados, Nobleza y Clero, y los discriminados, el Pueblo llano, los burgueses adinerados y sus estados intermedios (como los sans-culottes, trabajadores independientes, comerciantes, navegantes y artesanos) pasaron las semanas.

Hasta que este Tercer Estado se reunió sin los otros dos y se auto proclamó Asamblea Nacional el 16 de junio de 1789. La Revolución había comenzado. Al mismo tiempo unos representantes del Tercer Estado en la asamblea de los Estados Generales fundaron el "Club Bretón", un foro de debate y reflexión en torno a la redacción de los Cuadernos de Quejas (Cahiers de Doléances), y a la preparación de los debates en la asamblea. El Club Bretón fue el primer nombre de los más conocidos como los Jacobinos, una agrupación de 200 diputados de diversas tendencias, y su primer presidente fue el diputado bretón Isaac Le Chapelier. Entre los Cahiers de Doléances provenientes de todas las provincias y para ser expuestos en la Asamblea Nacional figuraban algunas peticiones para que las mujeres pudieran estudiar. Y con la revolución surgieron movimientos como el de “Ciudadanas Republicanas Revolucionarias” (Citoyennes Républicaines Révolucionaires). De hecho las ciudadanas parisinas jugaron un papel fundamental en la revolución, liderando la marcha hacia Versalles, donde se puso camino hacia la declaración de la República.

            
Las grandes tendencias ideológicas y políticas dentro de los revolucionarios comenzaron a ser mostradas (jacobina, girondina, cordelieriana, que más tarde se dividiría entre dantonista y herbertista, etc). Mientras muchos nobles como el marqués de La Fayette (1751-1834) y Mirabeau, incluso algunos clérigos como Sieyés, se unieron con los revolucionarios en la Asamblea Nacional. Y juraron construir una Constitución, asumiendo de este modo la creación y el concepto de soberanía nacional. Por ello después la Asamblea tomó el título de Constituyente y decidieron crear una milicia ciudadana (Guardia Nacional). Así que aquella multitud medianamente organizada necesitó armas en abundancia, y el 14 de julio de 1789 asaltaron la Bastilla (prisión estatal), ayudados por el pueblo de París. (los sans-culottes se convirtieron en la fuerza de choque popular que asaltó la Bastilla, también en el asalto al palacio de las Tullerías). Fue la primera acción violenta o batalla de la Revolución y todo un éxito, se apoderaron de armamento militar y bastante munición. La organización mejoró y la Revolución comenzó a propagarse por toda Francia; La Fayette fue nombrado comandante de la Guardia Nacional.

Así, con el poder y la autoridad pública ya controlada, el 26 de agosto de 1789, se proclamó la Declaración de los Derechos del Hombre, una de las mayores glorias de la Historia de la Humanidad.
 
La Declaración de los Derechos del Hombre sentó el fundamental precedente histórico, junto a la Declaración de Independencia y Constitución de Estados Unidos, para la igualdad jurídica y las libertades personales, y donde se unió la también grande Constitución de Cádiz de 1812. En este caso francés el texto y los derechos que establecen quedan desvinculados a cualquier contexto temporal (separado de la fecha del texto constitucional), quedando así de carácter universal. Siendo modelo para el resto de nuevas Constituciones que irían surgiendo en Europa y América. El poder político no sólo estaba cambiando de manos sino también de modelo donde los estamentos o Estados de la Nobleza y del Clero iban a desaparecer.

El 20 de febrero de 1790 los conventos fueron suprimidos en toda Francia. Precisamente en uno de ellos, el Convento de los Jacobinos (dominico) en la calle Saint-Honoré de París se instalaron los los ya mencionados ciudadanos y socios de la "Société des Amis de la Constitution". A partir de ese momento, sus oponentes políticos los llamaron "jacobinos", como a los monjes titulares del convento (para ridiculizarlos, pero al final se aceptó este nombre).. Su organigrama de funcionamiento era nacional gracias a las sociedades “jacobinas” diseminadas por toda Francia. Su crecimiento fue espectacular, en 1791 existían unas ciento cincuenta sociedades provinciales afiliadas, en 1792 eran más de dos mil. Estos burgueses jacobinos representaban a pequeños industriales o comerciantes y también al ciudadano de baja condición social y económica. Tuvieron una división donde los de tendencia monárquica fundaron otro grupo. Pero los grandes rivales de los jacobinos fueron los girondinos, que representaban a los burgueses ilustrados y adinerados, con origen en Gironda (controlaban económicamente los puertos costeros). También estaban los cordeliers, muy influyentes, un club o partido con entrada libre para cualquier socio, sin pagar cuota, y en claro apoyo y asistencia a los indigentes. Se dividieron en dos corrientes, los dantonistas y los herbertistas... que años después fueron guillotinados.

Estampa típica de un sans-culottes (Nachete de Louis-Leópold Boilly)
  Pero antes del terror hay que mencionar y recrearse un poco en el momento más dulce, y a la vez, el más simbólico de la Revolución Francesa. Aconteció el día 14 de julio de 1790, primer aniversario de la Toma de la Bastilla. Para aquella jornada una gran celebración se organizó en el Campo de Marte de París, una capital con una sociedad totalmente nueva, y se llamó la Fiesta de la Federación. En el trabajo para acondicionar el terreno acabó participando toda condición de parisinos. Todos los días muchos miles cantando mientras trabajaban. Hermanamiento colectivo de todo un pueblo como pocas veces se dio en la historia. Esta es la grandeza práctica de la Revolución Francesa para todo ciudadano "de a pie", la solidaria festividad. En solo un año, de los grandes espacios de Versalles, donde hasta entonces se celebraban las grandes fiestas de París, se pasó al centro de la ciudad (entre la actual Torre Eiffel al noroeste y la Escuela Militar al sureste). En aquel momento y desde allí se podía decir tranquilamente que los franceses, en paz y festividad, habían cambiado el mundo. Aquellos cientos de miles de comensales formaban una generación sin igual, o de esas pocas que hicieron de la utopía, realidad. Fue la cúspide de la Revolución Francesa, a partir de entonces los hechos se precipitaron y predominaría la fuerza letal de unos grupos para reprimir a otros, pero aquel día todos estaban allí, en festividad, abrazándose unos a otros.

También es curioso pensar que podían haber elegido como día festivo de Francia aquel cuando formaron la primera sesión de la Asamblea Nacional, pero no, eligieron el día de la Toma de la Bastilla. ¿Por qué?. ¿Qué ocurrió más fundamental el día de la Toma de la Bastilla al día que unos pocos cientos de caballeros cultos y adinerados declararon, como rebeldía, a la Asamblea Nacional?. Aquí podríamos abrir debate sobre la relación de aquellos cultos caballeros burgueses frente a los pobres y analfabetos, o con escasa cultura general, que eran la gran mayoría de los nativos de Francia. Posiblemente los enfoques burgueses sobre la política revolucionaria no proporcionaron bienestar inmediato al pueblo llano, pero al menos en ellos se basaron, en la soberanía popular, la democracia. Y seguro que aquel día de la Fiesta de la Federación pudo palparse en el ambiente esa nueva ola de democracia que iba a transformar Europa y a la propia Historia. A partir de aquel 14 de julio de 1790 las circunstancias fueron más poderosas que los deseos y la dirección que tomaron los hechos fueron imprevisibles hasta para el más sabio de aquella época, (al que posiblemente guillotinaron). Pero aquel día, jubilosos en la gran fiesta de los campos de Marte, con más de trescientos mil asistentes, levantaron y establecieron en aquel mismo lugar lo que se dio en llamar "el Altar de la Patria".


Durante el año siguiente muchos nobles huyeron del país, hasta el propio rey lo intentó, fracasando y siendo descubierto. Y el Altar de la Patria se volvió sangriento, porque el 17 de julio de 1791, justo un año después de la Fiesta de la Federación, tuvo lugar una matanza precisamente donde se celebró, en el Campo de Marte. Todo comenzó dos días antes con la petición de los Cordeliers que exigían el final de la monarquía y la declaración de la República Francesa. Mucha gente se reunió con los Cordeliers frente al Altar a la Patria para apoyar esta petición. Pero la Asamblea Constituyente ordenó dispersar a la manifestación. Lafayette intentó dispersar a las masas, pero Bailly ordenó cargar sobre el pueblo, muchos personas murieron y varios centenares resultaron heridas. Esta "matanza del Campo de Marte" agravó la tensión abierta entre moderados y revolucionarios, y entre revolucionarios y monárquicos, siendo preludio de muchos hechos sangrientos en los siguientes años hasta la restauración “absolutista” (Imperio de Napoleón, que también fue muy sangriento).

Pero aún estamos en 1791 donde, por ejemplo, el ciudadano Condorcet, discípulo de D’Alambert y defensor de diferentes causas liberales (como el voto para la mujer), fue elegido secretario de la Asamblea. Así, entre discusiones de las diversas posturas intelectuales, después de dos años de trabajo e influenciados por una burguesía moderada, el 14 de septiembre de 1791, la Asamblea Constitucional terminó una nueva Constitución de tipo monárquico o estableciendo la monarquía parlamentaria. La Primera Constitución Revolucionaria (hubo otras, como ya veremos, pero no fueron la primera o manárquica) fue aceptada (de mala gana) por el rey Luis XVI. Asistimos al nacimiento de una monarquía constitucional, democrática, pero censitaria. Así hubo de esperar un poco más a que llegara una democracia general (pero sólo masculina) donde, por fin, un ciudadano, un voto. De esta manera el recuento de los votos emitidos por todos los ciudadanos (no ciudadanas) colocaba a los representantes mayoritarios en el poder, algo revolucionario en aquel tiempo en cualquier otro país del mundo (menos EEUU).


Mientras los cambios se sucedían en el nuevo modelo de Estado, por ejemplo se adoptó el sistema educativo laico propuesto por Condorcet, un gran avance educativo. Este ciudadano (también era marqués) desde el principio luchó por la Revolución. Se convirtió en un sabio incómodo (parecido a Sócrates), incluso para su propio partido o grupo (los girondinos), que lo veían demasiado liberal. En realidad eran los girondinos que, controlando o siendo mayoría en la Asamblea, no cumplieron con lo que se acordó antes de tomar la Bastilla. Así y sólo dos años después de la famosa Declaración de los Derechos del Hombre, donde parecía que todo francés podía votar, la Asamblea Constituyente decidió que sólo podían votar los franceses que pagaran, junto al voto, el dinero o salario de tres días de trabajo. La primera traición se consumaba. El tercer Estado o Pueblo llano dio fuerzas a la burguesía moderada para anular a la nobleza absolutista y conducir a la mente ilustrada hacia una Asamblea Nacional. Incluso el Pueblo tomó la Bastilla, sin embargo y en las primeras de cambio, de un plumazo, se dejaba al Pueblo llano fuera de las nuevas virtudes democráticas de la nación francesa. Porque, en una sociedad mayoritariamente en la miseria: ¿quién podía pagarse el voto?.

Una vez establecida la voluntad de la burguesía moderada en el diseño del nuevo Estado francés y una vez los pobres y analfabetos fueran “apartados” de la participación política, la Asamblea Constituyente formó una Asamblea Legislativa y se disolvió el 30 de septiembre de 1791. La Legislativa pronto quedó claramente dividida por los dos grupos mayoritarios, los girondinos que dominaban la Asamblea; y los jacobinos (al final dirigidos por Robespierre), ambos burgueses ilustrados. Fuera de las fronteras francesas algunas monarquías absolutistas ya estaban preparadas para entrar en guerra contra Francia y devolver el absolutismo al rey francés. Así en abril de 1792 la Asamblea Legislativa se vio obligada a declarar la guerra a Austria y Prusia. Francia se preparaba para la guerra y, una vez más, el Pueblo iba a ser el gran “exprimido” para esta labor, más penas para los mismos. Así las quejas populares serían canalizadas hacia los extranjeros absolutistas, sobre todo para levantar el ánimo y la moral de combate. El Pueblo (que también razona) quizás pensó que “muerto el perro, adiós a la rabia” y una muchedumbre asaltó el Palacio de las Tullerías en busca del rey, estableciendo espontáneamente la Comuna Popular de París el día 10 de agosto de 1792. Luis XVI huyó y se refugió en la Asamblea Nacional. Entonces la monarquía quedó abolida en una segunda revolución. Ante estos hechos el 20 de septiembre Austria y Prusia declararon la guerra a Francia, pero fueron vencidos en la batalla de Valmy. Dos días después, el 22 de septiembre de 1792, los vencedores proclamaron la Primera República Francesa.

Todo comenzaba a escapar de las manos “organizadoras” de la Revolución, algunos girondinos comprendieron que urgían cambios y favores al Pueblo. Así la Asamblea Legislativa destituyó al rey, anuló la Constitución y, declarando esta Primera República, decretó una Convención Nacional elegida por sufragio masculino. Incluso cambió el calendario oficial y desde aquel día nació el año I Termidor o de la República. El 17 de enero de 1793 la Convención Francesa decidió, por 380 votos a favor y 310 en contra, la pena de muerte para Luis XVI. La famosa guillotina aparece en escena y así ejecutaron al rey el 21 de enero de 1793.  Algo también nuevo apareció en escena cuando a primeros de junio de 1793 caen los girondinos y La Montaña (movimiento integrado por jacobinos y cordeliers) tomó las riendas del poder. Robespierre, como un dictador más, apoyado por Danton, Marat, Desmoulins y Saint-Just, tomó la dirección del movimiento. Organizó un “gobierno revolucionario” y se lanzó contra los girondinos, y al final contra los jacobinos indulgents, los cordeliers, los hebertistas... y contra todo lo que se movía fuera de su control. Comenzando "los años del Terror", cuatro años después del inicio de la Revolución Francesa.


Robespierre sirve como ejemplo de hasta qué punto una revolución puede cambiar a un hombre. Pasó de activo detractor de la pena de muerte a utilizarla miles de veces a través de la guillotina. De ser considerado el Defensor del Pueblo a convertirse en el Terror del Pueblo. Estamos ya en 1793, cuatro años después de los Estados Generales donde participó Robespierre como diputado por el Tercer Estado. Robespierre y los jacobinos propusieron una nueva Constitución muy diferente a la que estaba preparando Condorcet que, acudiendo a sus luces de razón, comenzó a criticar los textos jacobinos. Y el 3 de octubre de 1793 Robespierre ordenó su arresto, pero Condorcet huyó y meses después fue capturado y encarcelado, muriendo en su celda el 27 de marzo de 1794, siendo arrojado su cadáver a una fosa común. Casi doscientos años después, en 1989, el gobierno democrático francés trasladó un ataúd vacío al Panteón de París como homenaje a este destacado humano, cuyos restos nunca fueron encontrados.

Se redactó en 1793 una nueva Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, y una nueva Constitución de tipo democrático que reconocía el sufragio universal. Pero al mismo tiempo entramos en el Reinado del Terror; donde la fecha fatídica para Francia fue el día 10 de octubre de 1793, cuando el líder jacobino Robespierre declaró el estado de excepción. Entre 1793 y 1794 de veinte mil a cuarenta mil personas (no hay cifra exacta) fueron guillotinadas ante acusaciones de actividades contrarrevolucionarias. Robespierre lo tenía claro, Francia debía salvarse, él sabía cómo y por lo tanto todo aquel que se le opusiera sería guillotinado. En los siguientes meses miles de franceses fueron guillotinados sin piedad. El Pueblo fue sometido a un miedo brutal, cincuenta parejas de policías de paisano eran repartidos todos los días por París y a todo aquel que decía algo en contra de Robespierre o a favor de la monarquía, incluso en contra de la ciudadanía, era detenido arbitrariamente y llevado directamente a la guillotina.
  
Robespierre
Las ejecuciones con guillotina se hicieron diarias, unas once como media, Pero aumentaron considerablemente a veintiséis diarias, el periodo fue llamado Gran Terror. En un sólo mes del verano de 1793 se ejecutaron casi ochocientas personas. Los órganos de estado que Robespierre utilizó para la represión fueron el Comité de Salvación Pública y el Comité de Seguridad General, que según la ley de 22 de pradial (10 de junio de 1793) podían ejecutar sin juicio previo. El poder de Robespierre se convierte en casi absoluto, no tuvo piedad ni siquiera con algunos de sus compañeros jacobinos como Danton. La situación se volvió insostenible y en manos de un loco sangriento; así que otros miembros jacobinos traicionaron a Robespierre o intentaron ser “justos”, o simplemente salvar la vida, y lo arrestaron el 26 de julio de 1794. Al día siguiente lo guillotinaron, acabando la época del Terror... Bueno, comenzó otro periodo llamado Terror Blanco, prácticamente una venganza masiva contra los jacobinos y robespieristas. Y utilizando sus mismas armas, guillotina y leyes respaldando ejecuciones sin juicios y detenciones sólo por sospecha.


El 29 de julio eran condenadas a muerte sin juicio 71 personas, (el mayor grupo de guillotinados en un sólo día) el récord macabro de Robespierre fue superado. Además del terror se volvió otra vez al hambre colectiva, y el 1 de abril de 1795 se produce el primer levantamiento de Sans-culotte donde el pueblo se sublevaba a causa del hambre. El 5 de octubre se inició la última insurrección de los sans-culottes de París y un tal general Bonaparte rechazó a los sublevados. Este periodo también es conocido como la Reacción de Termidor, desde el 28 de julio de 1794 hasta el 26 de octubre de 1795, fecha en la que la Constitución del Año III establece el Directorio. El nuevo modelo constitucional confería el poder ejecutivo a un Directorio formado por cinco miembros llamados directores. El poder legislativo sería ejercido por una asamblea bicameral, compuesta por el Consejo de Ancianos (250 miembros) y el Consejo de los Quinientos. Esta Constitución restableció el sufragio censitario. Pero uno de los directores quiso dar un golpe de Estado y obtener el poder de la Nación. Para ello buscó la ayuda de un joven y exitoso general, Napoleón Bonaparte (1769-1821). Así se hizo y el 9 de noviembre de 1799 Napoleón disolvió el Directorio.

Aquí terminó la Revolución Francesa práctica y comenzó a gestarse el Imperio Napoleónico. Pero la revolución teórica se extendió por Europa. Napoleón estableció un régimen autoritario que concentraba el poder en sus manos para salvar a la República de una posible restauración monárquica (una triste broma de la Historia, pues más tarde se auto proclamó emperador de Francia y rey de Italia). Formó un poderoso ejército y atemorizó al resto de los estados europeos que coalición tras coalición intentaron derrotarlo (al final lo consiguieron). Aún así, este general, siendo un líder antidemocrático como el resto de sus enemigos, provenía de la Revolución; es decir, no toleraba a la nobleza como clase social dominante, sino a la burguesía, destruyendo así las estructuras feudales donde se basaban los absolutismos europeos. Los monarcas absolutistas no podían consentir ser títeres de Napoleón, y casi todos los reinos europeos se aliaron contra él.
            
En Francia los ideales revolucionarios y democráticos quedaron atrás. Tanto trabajo, tantas luchas, tantos muertos por la ciudadanía democrática y al final todo el poder político volvió a quedar concentrado en una sola persona que, encima, se auto nombró Emperador de Francia. Pero todas aquellas muertes no fueron inútiles y los ideales de la Revolución Francesa corrió como la pólvora entre los intelectuales de todas las naciones que de ella tuvieron conocimiento. Así los ideales pasaron a España, a Portugal, a Latinoamérica, incluso arraigó en la intelectualidad de los propios países que lucharon contra la Francia revolucionaria que décadas después adoptaron gobiernos democráticos (sólo entre hombres). Los ciudadanos democráticos podemos ser temporalmente derrotados, pero no nuestros libros y la memoria que de nuestras acciones hereda la Historia

La misma Historia que nos relata cómo Napoleón comenzó su Imperio venciendo en todas las batallas donde acudía y durante años extendió sus dominios e influencias por casi toda Europa. Fueron bastantes las coaliciones internacionales del resto de las potencias europeas contra Napoleón, pero fue derrotándolas una a una. Napoleón y su Grand Armée (ejército imperial francés) aparecieron invencibles. Tan sólo en las batallas navales eran débiles, en tierra nadie podía vencerlos, cada ejército o grupo de ellos que se oponía a su paso eran arrollados. Hasta que fue atacado por un enemigo que no era un ejército, sino además un pueblo en legítima defensa, el español. A esta guerra del pueblo español contra las tropas napoleónicas se llama “de la Independencia”. La corona española y todo el modelo de Estado que dependía de ella no fue anulado, simplemente se cambió de rey bajo la influencia de Napoleón, que colocó en la corona española a su hermano José e introdujo tropas imperiales en España. Iniciándose una lucha contra dicha invasión. Pero, sobre todo, se forjó una revolución ilustrada que terminó formando la Constitución Española de 1812, las leyes fundamentales más evolucionadas de aquella época en toda Europa.
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Capítulo anterior, XVI, Independencia de los Estados Unidos:

Capítulo siguiente, XVIII,: La Revolución Española:

2 comentarios:

  1. ¿Por qué he elegido un cuadro desconocido por la mayoría para ilustrar el principio de este post sobre la Revolución Francesa?, me pregunta alguien.

    Primero situemos la pintura, ese cuadro fue piintado en 1795 por Robert Fleury. Y recrea la escena en el Asilo de París para mujeres locas, donde una de ellas es liberada de sus cadenas por Philippe Pinel (1745-1826). Médico francés que cambió la actitud de la sociedad hacia los enfermos mentales. Pinel fue nombrado por la Comuna, en plena Revolución francesa, director médico del Asilo de La Bicètre. Este doctor es reconocido por muchos como el padre de la psiquiatría.

    Pues bien, de todo el arte pictórico en y sobre la Revolución Francesa he escogido este lienzo por la fuerza que me transmite en forma de metáfora doble. Por un lado las enfermedades mentales dejaron de tratarse con la fuerza (cadenas) y, po otro lado, en cierta manera, en el mismo año de 1795, cuando fue pintado el cuadro, la sociedad revolucionaria francesa, o sus líderes, estaban locos políticamente, y aplicaban la fuerza mortal (guillotina) a los disidentes ideológicos (a los cuerdos). De alguna manera, antes de la revolución, quien quería acabar con el poder absoluto de la monarquía era casi similar a un loco y, sin embargo, la revolución que consiguió esa importante realidad, acabó en locura, seguida por un emperador absoluto, Napoleó. Que, curiosamente, es el personaje más utilizado para ilustrar la locura... qué centro psiquiatrico no tiene uno que se cree Napoleón?.

    Vaya, al final me ha salido una triple metáfora... o más.

    ;-)

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  2. Me ha gustado, hay interpretaciones originales o nuevas para mí como la Fiesta de la Federación que son interesantes.

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