jueves, 9 de agosto de 2012

Historia de la Ciudadanía Democrática II

Capítulo II
El cuerpo de la mente/alma
La interpretación de los largos inicios del ser racional puede mostrar tres hechos fundamentales. El primero es la aparición de un cerebro “especializado”, el más sofisticado del reino animal. El segundo fue su diversidad y expansión por docenas de especies homínidas que utilizaron tecnologías y crearon culturas. El tercero sería la drástica reducción a una sola especie, homo sapiens, donde permanece. Después se produjo un tremendo alejamiento mental y tecnológico del homo respecto al resto de la Naturaleza pero, a la vez, este tercer hecho representa también un estrecho acercamiento con algunas especies mamíferas (domesticación). Ocurrió en la llamada Revolución Neolítica, originaria de numerosos y diversos significados sociales, en uno de ellos apareció la ciudad y la escritura, acabando el Neolítico. La recién nacida urbanidad significaba no sólo adaptación al medio, también poder crearlo o modificarlo. En esta nueva mentalidad urbanizada y... amurallada, apareció la Ciudadanía, donde el nuevo ser consciente buscó con lógica a sus colectivos conscientes, apareciendo la Democracia.

Este conocimiento y actuación libre de la mente humana actual es el resultado de un largo proceso evolutivo iniciado mucho antes del Neolítico. La vida mental o anímica es una continuación más de la Evolución de la Naturaleza. Y el proceso evolutivo no se ha detenido, continúa, ramificado en muchas culturas, ciencias e ideales. Podemos conocer a nuestra parte antropológica, neurológica o bioquímica y a sus movimientos evolutivos trazados. Pero conocer a nuestra parte anímica común, su historia y actualidad, requiere, además de ciencia, conciencia, con el ejercicio democrático más inteligente a nuestro alcance y en una adecuada ciudadanía. Saber no basta, además debemos decidir qué hacer con lo que sabemos, entonces sabremos cómo somos, del saber que sólo depende de nosotros. Porque procedamos de donde procedamos, fueran los motivos y las causas que fueran, somos y estamos, miles de millones de personas libres, ante un libre albedrío planetario. No sólo somos células, no sólo somos ciencias, además somos personas libres en un pequeño planeta del inmenso Cosmos.


Necesitamos encauzar este libre albedrío planetario para descubrir o describir el camino común que deseamos como la especie más desarrollada de la vida en la Tierra. Es una aventura lograr un relato adecuado para la historia de la ciudadanía democrática, sobre todo cuando comenzamos por su origen orgánico y evolutivo. Para ello podemos atrevernos a establecer de manera coloquial una estructura orientativa y común para destacar siete grandes pasos en la Evolución de la Vida. Esta clasificación simplemente pretende hacer comprensible el curso de la Vida en la Tierra desde una perspectiva razonada y un transcurso lógico, y a ser posible motivar la curiosidad del lector a un estudio científico más profundo o académico. Estos grandes pasos o “génesis” son las siguientes:

Génesis de la Célula. Entre 4 y 3 mil millones de años. Año 0 de la Vida conocida.
Génesis de la Biodiversidad. De las células genéticamente iguales a células diferentes.
Génesis Vegetal. Primeros seres vegetales en el Eón Proterozoico hace 2,5 mill. años.
Génesis Sexual. Hace 800 mill. años la Evolución “inventa” los sexos.
Génesis Animal. Hace 550 mill. años. Aparece el reino animal, ¡y sus cerebros!.
Génesis Terrestre. Hace 440 mill. años. Vida marina coloniza zonas terrestres.
Génesis Mental. Hace 3 mill. años. Surge la mente y su tecno-ciencia.


En esta orientación comprobaríamos que la Historia tradicional no es suficiente para explicar a la Humanidad. Es más, el nacimiento de mentes individuales con grandes poderes tecnológicos o tecnocientíficos es tratado en el gráfico como la última “génesis” de la Evolución. Es inmenso el tiempo señalado en esta clasificación, por ello debe entenderse como un planeta de profundos cambios y una corteza terrestre en continuo movimiento. Incluso podemos añadir un dato curioso al respecto, la velocidad del ecuador de la Tierra, que en el origen de la Vida rondaba los 6.400 km/h, sin embargo durante la aparición de los Vegetales era mucho más lenta, a 4.800 km/h. Y en la “génesis” de la Animalidad la velocidad pasó a 2.800 km/h. En la actualidad el ecuador de la Tierra va a una velocidad de 1.600 km/h. En otras palabras, durante los inicios de la Vida los días eran de tres horas de noche y tres horas de sol. Cuando surgió el mundo vegetal los días duraban unas 16 horas, ahora son de 24 horas. Los días se alargan con el tiempo. Afortunadamente la Vida tiene muchas posibilidades de adaptarse a nuevas velocidades, como siempre ha hecho.

Gracias a las propiedades reproductivas de este diverso empuje orgánico, esta misteriosa energía de la Vida, inició en la Tierra un largo camino con muchas especies compitiendo entre ellas. En realidad interactuando con los diferentes medios ambientes marinos, buscando entre los recursos disponibles y creando otros nuevos. Así surgieron las membranas pluricelulares que llegaron a formar tejidos vegetales. En este planeta a distintas velocidades avanzó la Vida varios pasos claves o génesis evolutivas y llegó a crear el reino Vegetal y Animal, con un nuevo modelo de célula llamada “monera” (células con núcleo). Evolucionaron tan diversamente que sus resultados colectivos se clasifican en Subreinos, Filos, Subfilos, Clases, Subclases y Ordenes. Vida primero desarrollada en el medio acuático y después también en el medio terrestre. Y clave también fue la génesis sexual, al dividirse un ser asexual en varios seres asexuales, la reproducción pasó a producir nuevos seres sexuales de dos sexos. Donde un individuo masculino debía encontrar a un individuo femenino para unir ambas genéticas. Con la génesis sexual encontramos líneas evolutivas alejadas evolutivamente (vegetales y animales) que convergen en un nuevo mundo. Los sexos hicieron más compleja la reproducción de la vida, pero lograron seres vivos también más complejos y de mayores cualidades móviles. Además no se abandonó la reproducción asexual y hoy en día también evolucionan las especies asexuales.

Con este nuevo patrón evolutivo, masculino y femenino, no sólo se produjo una multiplicación, también apareció una nueva variedad celular. Siendo necesario la mezcla y, para ella, la competencia de los individuos para acceder a los mejores genes del otro sexo. Así toda especie animal tiene un patrón social, no sólo en su defensa o ataque ante o como depredador, también en sus tácticas y en sus atributos biológicos. Incluso más importante que defenderse u obtener alimentos, es necesario el apareamiento y, para ello, el cortejo (competencia y conquista o copula). Así el tejido nervioso se volvió más perfeccionado y sensible, y los órganos mejoraron en prestaciones. El centro de la reproducción sexual, en el caso animal, además de los aparatos reproductores, cuenta con el cerebro, el órgano “estrella” de la Evolución, vital para transmitir los instintos animales y cumplir con la supervivencia y la reproducción.


Con la desaparición de los dinosaurios aparecieron los primeros mamíferos, como la especie morganucodon (terápsidos), diminutos o del tamaño de un ratón, que se extendieron por toda la Tierra. En esta expansión mamífera surgió en el cerebro una nueva corteza o neocortex (donde al parecer se origina y se aloja la conciencia). Nueva corteza que heredamos los mamíferos superiores y que vamos perfeccionando. El órgano del cerebro aceleró a la Evolución. Apareció hace 350 millones de años y era un cerebro primigenio entre los peces que salieron del mar a la tierra (crosopterigios), precursores de mamíferos, anfibios y reptiles. Los cerebros de los dinosaurios, por ejemplo, ya tenían tálamo, hipotálamo y los núcleos basales, todo ello cubierto con una corteza rudimentaria, el sistema límbico. Los dinosaurios gigantes, como el estegosaurio, con dos toneladas de peso, contaba con un pequeño cerebro de cincuenta gramos y del tamaño de una nuez. Y como dijimos, al final de los dinosaurios aparecimos los mamíferos, hace doscientos millones de años; y en nuestras cabezas iban a desarrollarse los cerebros más sofisticados y conocidos de la Evolución, destacando el cerebro primate.


Hace sesenta y cinco millones de años aparecieron los primates. A partir de entonces la paleontología se encarga de guiar al conocimiento humano en la historia de la Humanidad. Entre simios, monos, musarañas y otros mamíferos de los árboles, nació la Humanidad, entendiéndola también como sinónimo del inicio en la Tierra de la mente racional y su evolución. Cuando un primate por alguna razón, y valga la redundancia, razonó. Tenían buena visión, un cerebro relativamente grande y la mejor extremidad para agarrar herramientas que había surgido entre las especies animales. Con ello la Evolución diversificó (como suele hacer) sus ramas cerebrales apareciendo muchas variantes donde el cerebro primate experimentó una vía evolutiva que condujo a la mente racional, que ya sería característica fundamental en las especies Homo que aparecerían por dicha línea evolutiva. La primera especie del género Homo apareció hace dos millones y medio de años y se dispersó gradualmente por Africa, Europa y Asia.

Así las especies homíninas (primates que caminan erguidos) ya presentaron un cerebro pensante, creativo y con tecnología en materiales como la piedra, Y las capacidades cerebrales no tardaron en formar nuevas cualidades mentales. De los primates surgió una importante superfamilia: los Hominoideos, hace unos siete millones de años, en África. De ellos nacieron dos familias, la Hylobatidae y la Hominidae. Esta última dio lugar a dos Subfamilias o Tribus de especies, las Gorillini y las Honinini. De la Tribu Hominini evolucionaron dos Géneros de especies, las Pan y las Homo.Y es aquí, en una aparente división o mutación evolutiva más entre especies, donde surge otro verdadero universo evolutivo o génesis de la vida, aquí llamado “de la Mente/Alma”. Así los humanos somos del género Homo y de la subtribu Hominina, prácticamente Primates que caminan erguidos (bipedismo).


La mente racional no se produjo entre las especies Pan (Chimpancé común, Bonono o Chimpancé Pigmeo), sólo entre las especies Homo. Que abrieron una Prehistoria que tiene una duración de ¡más de dos millones y medio de años!. Así afirmar que la Prehistoria es la antesala de la Historia (de sólo unos seis milenios) suena algo escaso, quizás sea mejor decir que dentro de la Prehistoria hay muchas Historias. La principal o inicial entre ellas es la Historia del Australopitecinos, que duró algo más de un millón de años (-3 millones de años a –1,9 millones de años). A partir del Austrolopitecus evolucionaron muchas especies Homo con sus correspondientes historias, unas surgidas desde otras, donde todavía desconocemos más de lo que conocemos, pero gracias al trabajo antropológico y arqueológico podemos situarlas temporalmente desde el Paleolítico, hace unos 2,5 millones de años:

  • La Historia de la Homo Habilis (-2,6 millones a –1,7 millones).
  • La Historia de la Homo Ergaster (-2 millones a –1 millón).
  • La Historia de la Homo Erectus (-1,7 millones a –0,1 millones).
  • La Historia de la Homo Antecesor (-1,1 millones a -0,8 millones).
  • La Historia de la Homo Heidelberguensin (-0,8 millones a -0,2 millones).
  • La Historia de la Homo Rhodesiensis (-0,8 millones a –0,4 millones).
  • La Historia de la Homo Neandertal (-0.2 millones a –0.03 millones).
  • La Historia de la Homo Floriesiensis (-0.1 millones a -0.01 millones ).
  • La Historia de la Homo Sapiens (-0,2 millones de años a la actualidad).

Recordando que la Tierra va frenando su velocidad de rotación, el homo Habilis tuvo días que duraban 16 horas y durante el homo Erectus aumentaron a veinte. En este listado orientativo, Homo u Homínino es sinónimo de especies que utilizaron herramientas de piedra (tecnología). En este listado informal, obviamente, faltan algunas especies Homo y otras que quizás aparezcan en futuros trabajos paleontológicos. Más o menos así los primeros homíninos surgimos y cursamos evolución con dos rasgos claves: el bipedismo y el amplio desarrollo cerebral. Además se estima que hace dos millones de años comenzaron las primeras palabras habladas, muy simples, pero también revolucionarias.

Mirando las fechas, entre las especies homos y los millones de años que cubren, podemos preguntar si hay algo que destaca o evoluciona a nivel bioquímico sobre el tejido primate, porque la respuesta es una tremenda afirmación: sí, el cerebro homo DOBLA su tamaño mientras el resto de órganos y cuerpos siguen prácticamente del mismo volumen. Por ejemplo hace unos dos millones de años el homo erectus pesaba unos 60 kg y medía sobre 1,80 metros, su volumen cerebral era en torno a 900-1.000 cm3. Casi dos millones de años después, el homo sapiens actual y adulto, pesando de media 60-80 kilos y con una medida de altura desde 1,5 a 1,90, su volumen cerebral es el doble, de unos 1.850 cm3. Obviamente de todos los órganos del cuerpo humano el cerebro ha tenido y tiene prioridad evolutiva. El cerebro dobló su tamaño en tan sólo un millón y medio de años. Y doblando la producción del tejido cerebral aumentó sustancialmente sus calidades y cualidades, así el resultado benéfico para el Homo no se hizo esperar y terminaría dominando en todos los continentes y entre todos los animales, pero pagó un precio alto: de las muchas especies Homo sólo queda una.



Aclarar que el tamaño del cerebro, en concreto su crecimiento a lo largo del tiempo evolutivo, no es indicador de inteligencia animal, otros factores como la densidad neuronal es fundamental. Pero la evolución cerebral Homo ha producido o añadido casi mil centímetros cúbicos de tejido cerebral cada millón de años. Metafóricamente y como pizca de humor se puede comparar a las especies homos con las clases de motos, que las hay de 500 o 1.000 cm3. Parecido en la Evolución, ya que hay homos de 600 cm3 (h. habilis), de 1.000 (h. ergaster), de 1.500 (h. neanderthalensis) y de casi 2.000 (h. sapiens). Otro detalle, el cerebro sapiens comenzó su capacidad sobre los 1.000 cm3 y ahora la media es sobre 1.850, es decir, mucho parece indicar que nuestro cerebro sigue creciendo en volumen. Pero también en calidad respecto a los cm3 antiguos (densidad neuronal) y, por lo tanto, en la mentalidad libre de la inteligencia con voluntad propia, que por cierto es difícil de hallar entre tanto tejido cerebral.

Precisamente esta autonomía de la inteligencia con voluntad propia dificulta que nos veamos como robots cada vez más mejorados por el tiempo y la Evolución, ya que somos o nos sentimos libres. Cada vez tuvimos más control inhibitorio y compaginamos mejor los impulsos animales con los comportamientos racionales. En este libre albedrío individual el Homo elige, no en todo, pero elige en muchos aspectos y cuestiones fundamentales para la existencia y, por lo tanto, para la continuación de la evolución cerebral. Siendo así parece que vamos al encuentro entre la mentalidad del libre albedrío individual (también colectivo) con el tejido cerebral, neuronal y molecular del que procede, y podremos llegar a leer su “lenguaje bioquímico”cada vez mejor. Sin duda parece una alianza sugerente para nuestro futuro y que podría acelerar la evolución mental del humano o de la última especie Homo.


Todo no se decidió en el tejido cerebral, otra parte de la fisiología homínina jugó un papel fundamental en la evolucón humana, el aparato fonador. Otra gran novedad en la Naturaleza viva de la Tierra, la aparición del lenguaje hablado, mucho más sofisticado que cualquier otra emisión de sonidos del mundo animal. Hace en torno a dos millones de años Homo habilis ya practicaba una comunicación oral rudimentaria, necesaria para la fabricación de utensilios más especializados. Y el homo Antecesor (sobre un millón de años), según muestran los trabajos en Atapuerca (España), ya poseía un aparato fonador desarrollado. Fue homo Sapiens quien presentó una laringe suficientemente baja para permitir a las cuerdas vocales sonidos más variados. La especie homo Sapiens no fue la primera en hablar, ejercer libre albedrío o dominar el fuego. Las tribus o primeros grupos sociales nómadas ocurrieron antes de que naciera nuestra especie homo Sapiens, es decir, no fuimos la primera especie en pensar.

Como homíninos hubimos de superar el mundo de los Australopithecus, quedar aislados en numerosas glaciaciones y controlar el fuego como las Especies homo Ergaster, homo Erectus y homo Sapiens. Un camino trazado durante millones de años. En este caso concreto ya existe un dibujo o auténtico esquema científico llamado “El árbol de la evolución humana”, con su respectivo registro fósil. Donde la anotación del homo Sapiens más antigua data de hace casi doscientos mil años, fósiles hallados en el río Omo (Etiopía); siendo ésta la edad aproximada de nuestra Especie biológica. Cien mil años después ya pobló el Próximo Oriente y hace cincuenta mil años llegó a Europa. Todo árbol genealógico fue una semilla y tiene unas raíces, el ser homínino también, pero el origen humano no posee una explicación completa para el razonamiento ciudadano y, obviamente, tampoco para el científico. Las causas que los humanos creemos sobre nuestros orígenes son variadas y a veces enfrentadas. Hemos efectuado ya un despliegue tecno-científico impresionante para auto explicarnos nuestra vida general, por lo tanto también el origen de todos los individuos sapiens. Somos el último o actual resultado de la Evolución Anímica, pero la Evolución General continúa en movimiento, es decir, no somos el resultado único de la vida, sino el mental.


Por otro lado es importante señalar las épocas glaciales y a las épocas interglaciares porque prácticamente es como el día y la noche en la evolución Homínina. En las Épocas glaciales toda la tierra o casi toda estaba cubierta de nieves y la escasez tuvo que provocar supervivencia extrema para todas las Especies sobre la Tierra. Sin embargo en las Épocas interglaciares sólo aparecía el hielo en invierno, con cálidas primaveras, veranos y otoños; lo que facilitaba el desarrollo de muchas, entre ellas las homíninas. Los últimos periodos de tiempo o épocas al respecto son las siguientes:

Glaciación Günz, hace 1.100.000 años. Duró 350.000 años.
Interglaciación GM, hace 750.000 años. Duró 350.000 años.
Glaciación Mindel, hace 400.000 años. Duró 110.000 años.
Interglaciación MR, hace 290.000 años. Duró 99.000 años.
Glaciación Riss, hace 200.000 años. Duró 60.000 años.
Interglaciación RW, hace 140.000 años. Duró 40.000 años.
Glaciación Würm, hace 100.000 años. Duró 88.000 años.
Interglaciación Actual, hace 12.000 años. Lleva 12.000 años y continúa.

Puede existir alguna pequeña variación en las fechas según la fuente donde se contrasten estos datos, pero la diferencia es insignificante para la perspectiva general que se pretende mostrar. Destaca en esta exposición el desorden temporal en sus respectivas duraciones. Épocas glaciares e interglaciares son cíclicas pero imprevisibles de duración y retorno. Así el hombre fue sobreviviendo entre estas épocas, unas veces ante repentinas y grandes inundaciones y otras con miles de años sobreviviendo entre hielos. Menos mal que en estos largos periodos de tiempo surgió una poderosa herramienta contra el frío extremo, el Fuego. Hacer y controlar fuego requirió quizás a la más importante tecnología originaria y supuso un gran poder en manos de unas mentes nacientes. Y en siguiente apartado o post será tratado este ardiente tema.

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Capítulo anterior, I, Presentación a Historia de la Ciudadanía Democrática:

Capítulo siguiente, III, el Fuego Homínino:
http://elalbumcitohablador.blogspot.com.es/2012/08/historia-de-la-ciudadania-democratica.html

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