sábado, 15 de marzo de 2014

Dejar de perder aviones

¿Cómo puede desaparecer un avión? No hablo de magia. En este caso o post, sin nada de humor, voy directamente a algo muy serio: accidentes aéreos en los mares donde no se encuentra el avión, ni las víctimas y mucho menos: supervivientes. Como ocurrió el pasado día ocho con el avión Boeing 777-200 de Malasya Airlines que, con 239 personas a bordo, se ha perdido en las aguas marinas del inmenso Golfo de Tailandia. Quiero pensar en esto, pero, al intentar razonar desde la perspectiva general, una pregunta muy lógica me asalta, ¿cómo es posible que en pleno siglo XXI pueda desaparecer un gran avión en el océano? Así, una segunda vez, haciendo alusión a mi reciente post: http://elalbumcitohablador.blogspot.com.es/2014/02/las-batelineras.html quiero poner algo de tiempo y literatura desde la parte ingeniera de mi mente (pequeña pero motivada) al servicio de una mayor eficacia en la fabricación de grandes aviones de pasajeros. Se trataría de pequeños radiotransmisores repartidos en el fuselaje del avión, con dispositivo automático de desprendimiento en caso de accidente marino para convertirse en boyas de posicionamiento a través de la emisión de señales de radio con un alcance de decenas de kilómetros y al menos durante 48 horas de emisión. Es fácil y de poco coste, cualquier mente con lógica ingeniera puede pensarlo o idearlo. Necesitamos un micro transmisor de radio, una pequeña pila o batería y un material adecuado que lo envuelva todo y permita al mecanismo flotar en el agua. Cuando imagino el tamaño del dispositivo acude a mi mente alguna imagen de relojes de bolsillo:




Más o menos de este tamaño, e incluso con la misma forma, es posible fabricarlos. Tenemos tecnociencia de sobra para ello, además el coste (con una producción adecuada) podría ser parecido al de un simple reloj digital de muñeca. Pero necesitamos también un mecanismo adecuado que expulse al dispositivo fuera del fuselaje, de tal manera que, aún hundiéndose el avión, los dispositivos quedarían en la superficie emitiendo señales de socorro y de localización. También resultaría interesante estudiar dispositivos parecidos que no se desprenderían del fuselaje y permanecerían con el avión y sus restos, acompañando a éste a la profundidad donde se detenga. Para generalizar vamos a seguir con la idea de 5 dispositivos por avión, 3 de expulsión a los que llamaré BOF (de “boyas” y “flotar”) y 2 de acompañamiento que citaré como INM (de “inmersión”)

Resumamos los puntos:

BOF. Boya de radio con capacidad de flotar en el agua y transmitir durante días.
INM. Dispositivo de sonar con capacidad de inmersión a grandes profundidades.
Transmisión de radio de BOF con alcance de unos 50 kms (creo suficiente) o más.
Tamaño de BOF parecido al de un reloj de bolsillo.
Todo el mecanismo BOF cubierto por un plástico especial, “antichoque total”.
Los lugares donde podrían colocarse a los dispositivos BOF e INM pueden ser varios a lo largo y ancho del fuselaje:


Sabemos, simplemente viendo nuestros teléfonos móviles, que un transmisor de radio de estas características es posible y relativamente fácil, pero un mecanismo adecuado que lo expulse automáticamente fuera del avión en caso de accidente es otra cosa, aquí hay que hilar fino. Principalmente porque creo que no es posible colocar mecanismos parecidos a los airbags de los automóviles, que disponen de sensores que se activan por impacto o golpe, y un avión sufre mucho traqueteo en el aire y en zonas de turbulencias, corriendo el riesgo de que el mecanismo se active sin necesidad. Creo que es difícil un sensor de impacto con la sensibilidad adecuada para saber cuándo hay que expulsar a las boyas de posicionamiento. Por otro lado los pilotos pueden emitir señales de ayuda cuando hay tiempo ante un accidente inminente, pero ante una explosión repentina (por citar un ejemplo) los pilotos no pueden hacer nada, no les da tiempo, por ello la expulsión de las sondas ha de ser automática. Y he aquí la utilidad de este invento: soluciona el problema de pilotos que no puedan hacer nada ante un accidente porque ocurra en un segundo. Es decir, esta idea es útil o puede ser útil ante accidentes repentinos (sin tiempo de reacción), porque ante accidentes inminentes, donde los pilotos tengan al menos varios segundos, hay protocolos de actuación que después permiten localizar el lugar del accidente, los restos del aparato y a las víctimas.

Debido a las últimas informaciones del avión perdido en el Golfo de Tailandia, donde el primer ministro de Malasia ha declarado: “alguien desconectó los sistemas de comunicación del aparato y después condujo el avión...”, decir además que estas boyas de posicionamiento BOF podrían solucionar algo este problema. Haciendo que estos mecanismos emitan siempre, o siempre que el tren de aterrizaje esté recogido y el avión volando. Además debería hacerse para que la emisión de radio de los BOF ni siquiera el piloto pueda cortarla, sería como un seguro anti secuestro o antirrobo, al menos siempre habría una buena pista a seguir. Aquí las radiofrecuencias podrían variar, pero si se adopta esta segunda utilidad de los BOF éstos podrían emitir de dos formas diferentes, una señalando siempre la posición del aparato y la otra sólo reservada para caso de accidente. Esta última utilidad es la que más explora este post y para ello necesitamos un objeto prácticamente irrompible del tamaño de un reloj de bolsillo que siempre indique un lugar y una hora por muchos porrazos que reciba.


Un accidente repentino puede ocurrir por una explosión o por una grieta repentina en el fuselaje. Pues a casi mil kms/hora que pueden o suelen alcanzar estos aviones, una pequeña grieta podría hacer que se desgarrarse el fuselaje en un instante. Así, para idear un mecanismo de expulsión de las boyas podríamos tener en cuenta el siguiente hecho. En estos accidentes repentinos: el fuselaje se parte, se desgarra y suelen quedar en varios trozos, incluso se puede hacer pedazos en el aire, antes de tocar el agua. Este hecho nos brinda una posible solución, podríamos cubrir el fuselaje con una malla de finos hilos de cobre que formen cuadrados o rombos de pocos centímetros cuadrados. En el proceso de fabricación del avión esta tela metálica colocarla sobre el fuselaje en su cara interior, con previsión para que después las sujeciones del mobiliario interno y de los aparatos de navegación no la alteren. La red o malla quedaría sometida a un ciclo de pequeña tensión eléctrica. En tal caso que si el fuselaje se desgarrara: se partirían muchos hilos de cobre y el ciclo eléctrico desaparecería, siendo la señal para que las boyas salieran expulsadas automáticamente desde al menos tres partes distintas del aparato. Es un modo, pero podrían existir otras soluciones ingenieras.


Espero explicarlo bien. Es una idea, no un texto para registrar una patente, y esta idea la puede plagiar cualquiera, es de todo aquel que la piense o la lea. Si resulta ingenua, lo siento, Que es útil, pues a ver si inspira a los ingenieros aeronáuticos, sobre todo en la aviación civil. Repito que el coste no es elevado en comparación, por ejemplo, al dinero (naves y aeronaves) ya empleado en buscar el boeing 777 siniestrado e inicialmente citado. Si este boeing hubiera tenido un sistema como el descrito en pocas horas los aviones de reconocimiento hubieran localizado las pequeñas boyas. A partir de aquí y subiendo algo el coste: las prestaciones de estos dispositivos de localización podrían ser mayores. Porque se podrían fabricar con capacidad de grabar los últimos minutos del accidente, no sólo registrar las conversaciones entre la tripulación, sino además incluir datos de los principales aparatos medidores del avión. Es decir, el que encuentre un dispositivo encontraría lo registrado en los últimos 5 minutos por los principales aparatos medidores del avión.

Recordemos que las famosas cajas negras son grandes y pesadas (para sobrevivir a grandes impactos) y en caso de accidente marino van al fondo, y el fondo a veces son muchos miles de metros. Si a estas boyas de señalización incluimos parte de lo grabado por las cajas negras (recordemos que hoy en día, con los avances digitales alcanzados: en el tamaño ocupado por un pelo puede grabarse una enciclopedia). Si comparamos el coste es aplastante, recuperar un caja negra de una profundidad de tres mil metros requiere un coste muy elevado. Recoger un reloj que flota en el mar y encima emite señales de radios es muchísimo más fácil y barato. Obviamente todo esto es para aviones que cruzan mares u océanos, para vuelos sobre tierra con la caja negra bastaría. Aunque no estaría mal incluir algunos de estos mecanismos que podrían ser útiles, al menos los de expulsión automática, en caso de accidentes repentinos y sin tiempo de reacción para los pilotos. Porque al ser proyectados los dispositivos se alejarían de los restos del aparato y de lo focos de incendio del accidente. En síntesis creo que estaría bien un estudio serio al respecto, porque una vez producidos en serie los BOF, apenas encarecería el precio final de los aviones y, sin embargo, las ventajas para el transporte de pasajeros pueden verse mejoradas. Simplemente incluyendo una nueva y pequeña pieza en el mecanismo de funcionamiento de la industria aérea.


La seguridad es como el mecanismo de un reloj, si las piezas están bien colocadas: funciona. Saber todo lo posible sobre un accidente, llegar a las víctimas, rescatarlas si procede, y recuperar los restos del aparato: forma una pieza fundamental de la seguridad aérea civil y de su mejora constante. Gracias.
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PD Últimas noticias referidas al accidente aéreo en el golfo de Tailandia:

ElPaís.es. El silencioso vuelo del Boeing 777
http://internacional.elpais.com/internacional/2014/03/10/actualidad/1394471087_672344.html

Público.es. Malasia ratifica que "alguien desconectó" la comunicación del avión y cambió de rumbo


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