miércoles, 25 de junio de 2014

El Partido Ideal V

Libro “El Partido Ideal
(escrito y publicado en mayo de 2011)
Para el Blog “El Albumcito Hablador


Post V: Las Democracias de los Conocimientos

"Agotad todas las combinaciones posibles para asegurar la libertad, si no contienen un medio de ilustrar a la masa de los ciudadanos, todos vuestros esfuerzos serán en vano". Condorcet.

Una pregunta queda pendiente desde la democracia de Opinión y de Participación: ¿el conocimiento público y especializado que posee todo individuo o ciudadano, potencialmente afiliado a un partido ideal, forma parte de la personalidad colectiva de dicho partido?. Y también: ¿es “opinable” el conocimiento?. Porque la personalidad colectiva de un partido ideal, en su libertad interna, implica también todo lo conocido por sus afiliados (conocimiento público o en relación a lo público, se entiende), sean universitarios, académicos, científicos, ingenieros o mecánicos, arquitectos o albañiles. Habría que accionar democracia (de opinión especializada) en el conocimiento público que posee España... Bueno, esto sería una labor mucho más allá de construir un Partido Ideal, aunque precisamente sería dicho partido el titular ideal para realizarla si llegase a formar mayoría absoluta en el Parlamento. En cualquier caso habría que accionar democracia entre las opiniones especializadas de los afiliados del Partido Ideal. En todos los campos o disciplinas del conocimiento público y profesiones involucradas en la generalidad que necesitamos o demandamos como conocimiento colectivo. Por lo que no sólo precisamos conocimiento, también su oportuna clasificación en cursos o cauces democráticos.


Todos los ciudadanos tenemos calidades débiles en el amplio y variado mundo del conocimiento que pueden ser cubiertas o entendidas con la colaboración democrática de otros ciudadanos donde esos puntos débiles son calidades fuertes. Todos los ciudadanos tenemos también calidades fuertes en algún conocimiento o tema especialista y nuestra colaboración o buen curso democrático y adecuado en ello cubriría las débiles calidades que otros ciudadanos padecen al respecto. Podemos otorgar un encuadre adecuado a la sociedad basado en principios democráticos que cubran las opiniones especializadas de los mundos académicos y públicos. Así, diseñar y poner en funcionamiento mecanismos democráticos donde pueda discurrir y expresarse ordenadamente las distintas y variadas opiniones especializadas completa al Partido Ideal y le otorgaría una cordura lejos de las manipulaciones disfrazadas. Para ello necesitamos la solidaridad ciudadana, democrática, específica e internamente general de los principales grupos disciplinados o académicos de las ciencias y de los colectivos profesionales especializados e involucrados en los graves problemas de España o de la comunidad ciudadana a tratar.

Este complemento fundamental del Partido Ideal será llamado “Democracia de los Conocimientos Públicos”, en este caso de la sociedad pública formada internamente en el Partido Ideal. Su principio ético es muy claro, no hay Academia (con Jerarquía) en la opinión del conocimiento. Doctores, profesores y estudiantes de un curso elevado poseen niveles de conocimientos que la mayoría ciudadana no posee, y no sólo en las Academias, también fuera de ellas. Por lo tanto aplicar democracias de opinión y de participación a cada uno de los campos del conocimiento es bueno intentarlo, experimentarlo. Estos futuros escrutinios pueden ofrecer mucha cordura a la Opinión Pública (en este caso la opinión podría mostrarse como “conocimiento moral”). Buen equilibrio y armonía ofrecen estas prácticas democráticas derivadas o cursadas por los campos del conocimiento (aquí podría la opinión observarse como “conocimiento científico y/o profesional”). Por supuesto el “conocimiento moral” y el “conocimiento científico/profesional” sólo es teoría, en la práctica habría opiniones científicas y opiniones morales, o incluso puramente éticas, tanto en la opinión participativa como en las especializadas.

Es importante matizar que suele llamarse “democratización del conocimiento o del saber” a tratar de hacer el conocimiento más popular o cercano a los ciudadanos con estudios básicos, sobre todo desde las disciplinas llamadas académicas o universitarias, no planteándose el término como ejercicio de voto, sino como sinónimo de hacerlo “más popular”. Es “democratización” por hacer algo comprensible o atrayente a la mayoría ciudadana, popularidad que no implica métodos democráticos de consultas o votaciones. Sin embargo y como diferencia sustancial las Democracias de los Conocimientos que se presentan cumplen ambas funciones: llevar más conocimiento a los ciudadanos, por un lado, y por otro el fundamental: ejercer un tratamiento de consultas democráticas entre las opiniones de todas las especialidades del saber público. Así el ciudadano ideal se convierte en un investigador de la Identidad Colectiva del Partido Ideal, un rastreador de todas sus inteligencias potenciales. Debemos o podemos saber que la masa ciudadana en libertad es capaz de pensar, ser consciente y expresarse democrática y participativamente, porque en esta masa vamos todos los ciudadanos de todos los campos y disciplinas del conocimiento.

Con la identidad colectiva, o esta tesis democrática hacia el carisma colectivo de un Partido ideal y de su mente racional, las minorías resultantes serían esenciales, aunque se contradijeran, porque siempre tendríamos la mayoría para apelar a la cordura mediadora. Cualquier ideal o idea puede contar con la aprobación de un sector amplio de afiliados y, en cambio, ser rechazado por otros, es lo normal, no lo extraño. El carisma del Partido Ideal estaría estrechamente relacionado con dos factores democráticos que a su vez son los que confieren un amplio espectro de afiliados o votantes. Porque en el caso de estas democracias no vinculantes a poderes públicos (sí al gobierno interno del Partido ideal), pero preceptivas en conciencia, el escrutinio exacto de la opinión general (primer factor o democracia participativa) y de las opiniones especializadas (segundo factor o democracias de los conocimientos) ofrecería una personalidad colectiva con carisma propio a los movimientos y pensamientos sociales de cualquier comunidad ciudadana.

Así otra ideal cita de Condorcet: "Difundiendo las luces entre el pueblo es como se puede impedir que sus movimientos se vuelvan peligrosos; y hasta el momento en que pueda ser ilustrado, es un deber para aquellos que han recibido una razón fuerte y un alma valiente defenderlo de la ilusión y mostrarle las trampas en las que sin cesar lo envuelve su crédula simplicidad" (obra citada, p. 210). Queremos o necesitamos razones fuertes y almas valientes para el marco general del Partido Ideal y ello implica a muchos académicos, profesores de universidad y estudiantes universitarios, incluidos también todos aquellos profesionales y especialistas cuyas profesiones y sindicatos tengan gran peso en la sociedad pública y ciudadana.


CÓMO, MEDIANTE VOTO, ASOCIAR SABIAMENTE A INDIGNADOS LIBRES,
LAS DEMOPISTEMES

El método democrático puede ser educativo, cultural, ciudadano, privado, público, empresarial, intelectual, científico, económico, moral, etc. Es más, el método democrático potencialmente siempre ha sido una poderosa herramienta para el conocimiento de cualquier comunidad y sus grupos plurales y diversos, un bien público para la diversidad civil y sus asociaciones legales. Cuanto más y mejor democracia se utilice en los diversos campos de los conocimientos públicos más civilizada la sociedad en general resultará. Y como cada ciudadano goza de conocimientos especializados y padece de ignorancias especializadas, si todas las disciplinas de los conocimientos públicos celebraran consultas democráticas entre sus profesionales o especialistas, más cercanas a la ciudadanía quedarían todas las especialidades del conocimiento humano. Es la lógica democrática al servicio de una mentalidad general y pública que quiera ser cuerda, excavar buenos cauces democráticos por todos los campos del saber humano. Sin olvidar que la opinión o voto general siempre sería un referente, un núcleo de órbita, para mantener unidos a todos los campos del conocimiento y no se separen excesivamente unos de otros y de la generalidad.

George Bernard Shaw dijo: “Si tú tienes una manzana y yo tengo una manzana e intercambiamos las manzanas, entonces tanto tú como yo seguiremos teniendo una manzana. Pero si tú tienes una idea y yo tengo una idea y las intercambiamos, entonces ambos tendremos dos ideas”. Esta cita sirve para explicar la diferencia entre el test de inteligencia o de personalidad que utilizan los psicólogos y la personalidad colectiva a la que se llega con las democracias de las opiniones participativas y de los conocimientos especializados. Porque si cien personas son sometidas a un test de conocimiento geográfico y sólo una sabe que las islas Baleares están en el mar Mediterráneo, los resultados dirían que sólo el 1% supo la respuesta, pero con la democracia de los conocimientos, utilizando el mismo test o mismo resultado: se diría o podría decir que el colectivo consultado sabía la respuesta. Sabiendo unos de nosotros la respuesta: la sabemos todos. Cuando Newton supo de la ley de la gravedad al poco tiempo todos los que amaban a la ciencia lo supieron o pudieron saber. Es decir, estas innovadoras democracias que utilizan los cuestionarios o tests como cuadernos de votos no valoran a los individuos, sino a los colectivos. No son para dividir y clasificar a los individuos en grupos menores, sino para unificarlos en un Partido Ideal con personalidad y conocimientos comunes. Un individuo puede hacer un test de preguntas a otro individuo, pero a la mente colectiva del Partido Ideal nadie le puede hacer un test, sería un auto test. Diferencia fundamental, el Partido Ideal no es un tercero, es la primera persona del plural cuando de mentes libres y afiliadas políticamente tratamos.

Hoy en día el conocimiento público es diversidad, demasiada diversidad para una sola mente individual o ciudadana, por ello el conocimiento general se encuentra “atesorado” o dividido entre muchas individualidades de grupos menores o minoritarios, con instituciones públicas, o mixtas, gobernadas por el Bipartidismo o por las empresas con afanes de lucro. Esa división sería desastrosa y un caos si no existiera la ciudadanía y su interés general que actúa como acervo común del conocimiento público en libre circulación, ahora reforzado con el mundo on line donde la información y los conocimientos circulan libremente. Así la ciudadanía no sólo es la suma o acopio de todos los conocimientos, también es la que proyecta y ofrece evolución o dirección civilizada a todos los conocimientos, sus disciplinas y especializaciones. La sabiduría general de una ciudadanía es el conjunto o suma de todos los sectores públicos del conocimiento, que son muchos, cada vez más.

Existen los conocimientos temáticos (y los multi-temáticos, poli-temáticos o inter-disciplinares), por lo tanto existen los conocedores temáticos (y los poli-temáticos). Son los individuos o ciudadanos en cuyas mentes residen las interpretaciones más conscientes, informadas o expertas ante las cuestiones temáticas o especializadas de importancia colectiva o pública. Conseguir la calidad necesaria para nuestro conocimiento general y colectivo implica acceder democráticamente a todos los sectores del conocimiento y lo necesitamos para que abran sus datos temáticos al interés general. Por ello los Estatutos proponen consultas democráticas a los diferentes campos y grupos entre los afiliados al Partido ideal y del conocimiento público como mecánica fundamental, como muestra el siguiente artículo propuesto en los Estatutos Ideales (hipotético ejemplo)

Artículo 18
18.1: Los Consejos Ideales Especializados serán los órganos oficiales de la Asociación para mostrar al Partido Ideal las informaciones especializadas e importantes para la Sociedad. Estarán facultados para convocar consultas democráticas entre las diferentes especialidades del conocimiento del ciudadano afiliado; utilizando como soporte las Urnas Especializadas de las Mesas de Votaciones y los cuadernos CIT, sus Escrutinios Temáticos serán ofrecidos universalmente para mejorar el Conocimiento Público.
18.2: Los Consejeros Ideales serán elegidos democráticamente por el Partido Ideal, no por sus respectivas especializaciones, sino por votación general de la ciudadanía afiliada sin ningún tipo de restricción. Los Consejeros Ideales serán representantes del Partido Ideal en las diferentes áreas del conocimiento que el mismo establezca. En todo caso el interés general predominará ante el interés especializado, que también habrá de existir y manifestarse democráticamente.
18.3: Cada Consejo Ideal Especializado podrá desarrollar labores propias de Parlamento Especializado de la Ciudadanía afiliada al Partido ideal y gozarán de la autonomía necesaria para este objetivo. El voto especializado no supondrá ni originará ningún tipo de discriminación más allá de la selección del voto de conocimiento que casi todos los afiliados llevan en sus mentes.
18.4: La Comisión Permanente podrá proponer en el cuaderno de voto CIP, a los afiliados en general, la fusión o división de los Consejos Ideales Especializados, al igual que la creación de otros nuevos; dicha Asamblea o Sesión General del Partido Ideal será la única facultada para dicha labor.

Es importante matizar que las democracias de los conocimientos públicos no debería entenderse como patrimonio exclusivo de lo que llamamos Ciencia (tanto en su modo académico o de sistema educativo, como en el experimental o de aplicación profesional o empresarial). Es más, el patrimonio exclusivo del conocimiento público corresponde a la ciudadanía general y, a partir de ella, a los grupos o conjuntos de conocedores temáticos. Cuanto más avanzan los conocimientos más avanzan los no-conocimientos. Como pensó Benjamín Constant (1767-1830): “La cultura y el pensamiento ensanchan nuestra zona de luz, cierto; lo que no suele añadirse es que ensanchan también proporcionalmente, nuestra zona de sombra”. Por ello cuanto más sepan los conocedores: menos sabrán los desconocedores. La distancia crece precipitosamente. Y atención, no hablamos sólo de dos grupos, hablamos de docenas de grupos o cientos de subgrupos diversos. Tampoco hablamos de individuos, hablamos de los conocimientos y desconocimientos dentro de los individuos.

Los conocimientos especializados públicos forman un concepto más profundo que la propia individualidad, no puede definirse sólo con ella. Los conocedores temáticos no son exactamente individuos, son conocimientos temáticos almacenados, interpretados o emitidos desde los individuos. Una misma persona puede ser conocedora temática ante algunos sectores o cuestiones especializadas y, al mismo tiempo, desconocedora ante otras. Por lo tanto existen conocimientos y desconocimientos dentro de una misma individualidad. Una misma mente individual puede ser señalada como conocimiento especializado y, al mismo tiempo, como ignorancia “especializada”. Por ello más que afiliados o ciudadanos especializados en algún campo del conocimiento (o en varios), debemos interpretarlo como especialidades del saber dentro del ciudadano.

Siendo así en la época actual y en la búsqueda del conocimiento de la ciudadanía general a través de un Partido Ideal: no deberíamos pretender dividir e individualizar a la “masa” y a “las minorías selectas”, aunque fuera o pareciera correcto hace 90 años. Durante la tremenda aceleración y ramificación que en el último siglo ha experimentado el conocimiento público puede decirse que ya no hay “masa” de individualidades, hay “masas-temáticas” entre todas las individualidades ciudadanas, donde cohabitan cívicamente con las “minorías de calidad”, o “masas-especializadas”, si se prefiere. En la desequilibrada cultura planetaria que se extiende en este siglo XXI es usual encontrar ciudadanos que son “masa” y “minoría selecta” al mismo tiempo (y lo mejor: lo sabemos). Cualquiera de nosotros puede ser una completa “masa” en matemáticas, música, química, física y, sin embargo, en nuestra profesión y vocaciones podríamos ser o estar entre las minorías selectas de dichos conocimientos. Tenemos que ser capaces de acceder democrática y públicamente a las “minorías selectas” o minorías de calidad ubicadas en los diversos sectores mentales de la sabiduría ciudadana.

La Psicología social es extensa y diversa en afirmaciones. Recordemos al psicólogo Gustave Le Bon (1841-1931) que afirmó: “los grupos son intelectualmente inferiores a los individuos”. Tenía razón. El grupo (incluida una hipotética comunidad de intelectuales) cuando es DIRIGIDO hace posible que sea manipulable por el líder y sus cargos cercanos. Así el grupo es parecido a alguien que quiere decir mucho y le faltase voz para ello; voces como las que pueden producir las democracias de Participación General y de los Conocimientos Públicos. Por ello actualmente a la afirmación científica del ciudadano Le Bon habría que colocar una excepción o progreso: “Los grupos SIN MECANISMOS DE CONSULTAS DEMOCRÁTICAS SOBRE LAS OPINIONES GENERALES Y LOS CONOCIMIENTOS ESPECIALIZADOS, son intelectualmente inferiores al individuo”. Aquello que mi grupo, con inteligencia democrática, sabe: lo sé yo o estoy en disposición de saberlo, mi grupo sabe más que yo. Los tiempos cambian.

Los escrutinios temáticos pueden producirse fácil y recomendablemente para la vida pública. El conocimiento y la publicación de los datos de estos escrutinios pueden formar una ciudadanía más equilibrada y sabia, no sólo un Partido Ideal inteligente. Podemos ofrecernos las diversidades del saber, incluidas las de alto conocimiento, sentarnos en un foro común y en igualdad de derechos y votos democráticos. Y lo más importante, podremos eliminar fácilmente nuestras agnosias (ignorancias y/o desconocimientos), generales e individuales; pues tendremos a mano resultados de escrutinios especializados en los campos importantes consultados, mostrándose con palabras generales hasta las vanguardias evolutivas de todos los campos del saber público que entenderemos más y mejor.

El propósito es construir con resortes o conocimiento democrático un nivel general más elevado para los afiliados al Partido Ideal. Porque si el tratamiento democrático de los conocimientos de todos los especialistas del saber público, afiliados al Partido Ideal, no pudiera descubrir, al menos teóricamente, las soluciones a los problemas públicos generados por nosotros o por otros, se podría asegurar que nuestro futuro común es muy pesimista. Necesitamos acciones responsables ante urnas del Partido ideal, con votos generales de participación y votos especializados en los conocimientos públicos. Encontrar esta perspectiva general, junto a la personalidad colectiva que ello conlleva, requiere la estrategia de una ciudadanía inteligente cursando un Partido Ideal. Donde el ciudadano conecte con la opinión pública y los análisis académicos sean formalizados en orden democrático hacia la expresión colectiva.


EL PARTIDO IDEAL EN ESPAÑA, POSIBLE Y RECOMENDABLE

La ética democrática del Pueblo (en este caso de un partido político ideal) puede llevar a su conciencia colectiva, obviamente con lenguaje del Pueblo, donde toda profundidad académica o disciplinar del conocimiento tenga agarre. Toda disciplina del conocimiento público es parte del conocimiento general, no son dos sujetos, es uno con muchas extensiones. Las disciplinas del conocimiento no existen para alejarse de la sabia generalidad, ni para despreciarla, manipularla o explotarla. El Partido Ideal, o la búsqueda de la mejor mente colectiva para cualquier comunidad, no tiene Academia. Al menos el ciudadano ideal nace del pensamiento ciudadano, no de la filosofía, no de la política, no de la sociología, no de la economía, no de la religión, no del ateísmo, nace de la ciudadanía, así de simple, y si queremos ser más concretos, en este caso nace del Movimiento 15 de Mayo y de ese espíritu, sentimiento o cualidad colectiva que apareció ese día. Y dentro de él también del corazón o del deseo ciudadano hacia un país y un mundo mejor. Todas las disciplinas del conocimiento son necesitadas, por supuesto, pero un partido ideal no se origina en ninguna de ellas. Aquí, en el origen, no hay maestros, sólo pensadores autodidactas dispuestos a compartir y mejorar.

La teoría es inapelable baja las luces del razonamiento democrático y la práctica es muy posible, pues no necesitamos la colaboración de las universidades públicas y de sindicatos o colegios profesionales, aunque con sus apoyos sería más fácil. Pero, obvia y realmente, es en universidades, sindicatos y colegios profesionales donde se encuentran las piezas fundamentales de la Democracia del Conocimiento, aún siendo difícil conseguirla ahí. Porque son organismos jerarquizados, divididos en geografías y contenidos, y muchas veces separados por posturas o escuelas de diferentes tendencias académicas o empresas económicas, e incluso hacia partidismos políticos o Bipartidismo. De alguna manera los trabajadores académicos, sean profesores, doctores, rectores, etc, están “reciclándose” hacia una nueva época en la evolución de la educación pública dentro de los Estados democráticos. Enseñar públicamente, por fin, se está convirtiendo también en aprender. Erich Fromm nos dice en su libro ya citado: “A pesar de haber alcanzado este grado de democracia (que, sin embargo, estamos aún muy lejos de haber puesto en práctica de manera completa), debe reconocerse que el mismo no es todavía suficiente. El progreso de la democracia consiste en acrecentar realmente la libertad, iniciativa y espontaneidad del individuo, no sólo en determinadas cuestiones privadas y espirituales, sino esencialmente en la actividad fundamental de la existencia humana: su trabajo”.

Un aspecto importante de las Demopistemes (conocimientos del pueblo) dentro de un partido ideal es su posible asociación al debate especializado (incluso dejando espacio al no especializado), ya que antes y después de cada consulta democrática y su escrutinio surgirían debates interesantes. Al respecto unas palabras de Amartya Sen: "De hecho, la participación pública en estos debates valorativos –explícita o implícitamente- constituye una parte fundamental del ejercicio de la democracia y de la elección social responsable. En cuestiones de valoraciones públicas, no hay manera de evitar la necesidad de someter las valoraciones a un debate público. El trabajo de la valoración pública no puede sustituirse por un ingenioso e inteligente supuesto. Algunos supuestos que parecen funcionar sin problemas y de una manera fluida funcionan ocultando las ponderaciones y los valores elegidos con refinada opacidad. (...) El debate público y la participación social son, pues, fundamentales para la elaboración de la política económica y social en un sistema democrático. En un enfoque basado en la libertad, la libertad de participación no puede ser sino fundamental en el análisis de la política económica y social.” (“Desarrollo como Libertad”, Madrid, Editorial Planeta, 2000, pag. 140-141) 

Si el conocimiento se divide, profundiza o eleva en nuevos caminos especializados, no nos queda otra que profundizar y elevar la democracia hasta especializarla a la par, y así no perder las calidades de nuestra libertad democrática en todos los campos del conocimiento. Recurriendo a palabras clásicas y griegas, la Anthropos Psyché (la Mente/Alma del Hombre) requiere el Nous (el Intelecto) y para ello convoca a la Ciudadanía. Es el intelecto colectivo, en este caso español y ojalá europeo, que, necesitando de la mecánica democrática, tal como se origina y fundamenta en la Psyché: hereda las mismas categorías de ella. Un paso evolutivo y lógico queda ante nosotros los ciudadanos españoles, más concretaente ante los indignados del Movimiento 15 de Mayo. Y mejor llegar organizados que no empujados, mejor invitados por el sentimiento razonado hacia la asociación política que obligados por una lógica tremenda y deshumanizada que nos pille divididos y desperdigados. No es origen de los problemas sociales no saberlo todo, sino qué hacemos con lo que sabemos, cómo nos organizamos los que sabemos y además queremos.

Por ello, desde todos las diversidades ciudadanas, por muy heterogéneas que sean las raíces de nuestros pensamientos y creencias, podemos reunimos teóricamente todos como futuros afiliados al Partido Ideal. Desde los que desconocemos muchas disciplinas del conocimiento hasta los que conocemos mucho de una o varias. De esta manera razonada el ciudadano ideal permitirá puentes equilibrados entre los especialistas del conocimiento y la generalidad capaces de homogenizar acciones de votos comunes e inteligentes dentro de un mismo partido para, una vez el movimiento democrático sea empírico, poderlo exportar al resto de la sociedad y cubra de democracias inteligente a toda España. Iniciemos la construcción de docenas de puentes democráticos por donde puedan transitar los escrutinios que nos harán a todos más sabios y nutrirán a la mente colectiva con un sentido colectivo más inteligente. Con este ánimo común podríamos convocar las normas que harían como paredes para distribuir el espacio interior de nuestro Partido Ideal, y poder brindar hacia el exterior nuestra imagen política como una nueva época de la historia democrática.
.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.

Continúa el libro en el siguiente post o clic:
Post anterior:

No hay comentarios:

Publicar un comentario