viernes, 17 de agosto de 2012

IX Historia de la Ciudadanía Democrática

Capítulo IX

La Ekklesia abre la Ciudadanía Democrática

La democracia es un invento o descubrimiento, como el fuego en la Prehistoria, que ofreció una tremenda revolución para el ser humano. Con ella el poder público pudo gozar de conciencia colectiva en el plano político para todos los grupos cuyos individuos ejercieran el derecho de voto. Ocurrió por primera vez, o con historia detallada, entre los habitantes de la antigua Atenas en un movimiento épico del siglo V aC, cuando la ciudad preguntó a sus habitantes sobre sus voluntades políticas y las consideraron vinculantes para las leyes. Este nacimiento histórico del fenómeno democrático podría ser simbolizado con tres palabras: Asamblea, Democracia y Ciudadanía. Triple concepto unido y grabado en una palabra del griego antiguo: EKKLESIA, asamblea democrática de los ciudadanos (de Atenas).


La Ekklesia aparecida en Atenas es asociada por algunos historiadores a un origen o consecuencia directa de la “Revolución Hoplita”, acontecida sobre el siglo VI aC. El tiempo y lugar son retratados con continuas guerras y disputas ente las polis nacientes de la Antigua Grecia. Las contiendas solían implicar primero a dos ciudades, luego aparecían otras como aliadas o neutrales, y así todas las polis se habituaron a las guerras. Donde en Atenas, como hemos visto, los hoplitas eran ciudadanos pobres para tener caballo, por lo que generalmente iban a pie y los aristocráticos formaban la caballería. Pero el tiempo y cierta bonanza económica dotó a Atenas de un ejército con eficaz mezcla entre caballería e infantería. Y a la postre una primera potencia marítima.

Los infantes hoplitas fueron haciéndose imprescindible en la defensa de la ciudad y de las riquezas aristocráticas guardas en ellas. Esta sensación de ser necesitados hicieron a los hoplitas valorarse de mejor manera y así supieron velar cada vez más por sus intereses políticos dentro de la polis, reivindicando más cuotas de cargos y poderes políticos. Algunos aristocráticos, temerosos de que surgiera algún tirano y les arrebatara el poder político, propusieron la Isocracia (la igualdad política para todos los ciudadanos), algo totalmente revolucionario en toda Grecia y en la propia Historia. Los atenienses aristocráticos Dracón y Solón establecieron leyes comunes para todos los hombres libres de Atenas. Precisamente con la Constitución de Solón (segunda después de la de Dracón), en el año 594 aC, se puso la primera “piedra” de una democracia moderada. Estas innovaciones fueron deterioradas por una serie de tiranos como Pisístrato (560 a 527 aC.). Por lo que no fue hasta las reformas de Clístenes (510 aC) donde ya podemos comprobar en ejercicio los inicios de una verdadera ciudadanía democrática, ática o ateniense.


El hombre como “animal político” pasó a ser, además, “animal democrático”. Y entre los hombres atenienses no esclavos (y mayores de treinta años) surgió el concepto teórico y el ejercicio práctico de la ciudadanía democrática, cuyos votos y escrutinios, por primera vez, regularían gobierno y crearían leyes. Los antiguos atenienses convocaban ekklesia (asamblea) cada año y elegían a diez estrategas (generales), uno por cada demo (tribu) en la que se dividía la ciudad después de las reformas de Clístenes (570-507 aC.), que también anuló el requisito aristocrático para acceder a cargos públicos.

Este influyente político ateniense, al solicitar residencia o empadronamiento y domiciliar a la ciudadanía, abrió la posibilidad para concederla a muchos extranjeros residentes en Atenas y así ocurrió. Efialtes (¿?-461 aC.), jefe del partido democrático en 465 aC. emprendió más evolución democrática en los campos políticos y sociales, pero sus opositores lo asesinaron; y fue su mano derecha en aquel entonces, Pericles (495-429 aC.) quien décadas después, nombrado ya estratega en el 445 aC, redujo el derecho de ciudadanía sólo a los hijos de ambos padres atenienses, también para frenar que muchos extranjeros se casaban con mujeres atenienses para obtener ciudadanía en aquella evolucionada y admirable Atenas (en comparación con las ciudades anteriores y posteriores de la Antiguedad). En época de Pericles Atenas se convertiría en la forma de gobierno más evolucionada conocida por nuestro pasado antiguo, (incluso llamando “siglo de Pericles” al siglo V aC.).


Pericles es un gran personaje histórico para esta polis democrática, desde esta perspectiva fue mucho más grande que el mismísimo y posterior Alejandro Magno, o cualquier otro conquistador o emperador famoso. Logró gobernar durante 16 años seguidos (fue reelegido 15 veces) y sus obras de gobierno fueron admirables, acabó con la pobreza y la indigencia en Atenas utilizando el derecho, no la fuerza, algo elogiable para aquella y esta época. Por supuesto como todo personaje histórico tiene zonas de sombras, pero el resultado público fue admirable. La sociedad ateniense, al hacerse más rica e intelectual, atrajo la emigración extranjera, diferenciándose otra parte numerosa de la sociedad pública y quedando en cuatro los grupos destacados (dejando aparte a los niños): hombres libres, mujeres discriminadas o sumisas, esclavos/as y extranjeros. Por lo que también se le puede llamar, desde la perspectiva actual, como “¼ de Democracia” a aquella e innovadora política ateniense. Aún así, por muy criticable que sea o pueda ser la ciudadanía democrática ateniense, representó el primer paso histórico y necesario que ha conducido a las ciudadanías democráticas que hoy disfrutamos.

Grecia Antigua era un mosaico de ciudades-estados unidas por una misma lengua y una misma fuente mitológica. Destacó entre los antiguos griegos que, sobre todo, obedecían a las leyes, no a los Dioses, a los que respetaban mucho, por supuesto. También se sintieron muy unidas todas las polis griegas ante las guerras hacia culturas extranjeras. Por ejemplo el considerado padre de la tragedia griega, Esquilo (525 aC. a 456 aC.), en su obra “Los Persas” del 472 aC., describe cómo los griegos, al vencer a los persas se consideraron superiores frente a lo oriental o extranjero.

La contradicción ateniense existe y la trae una pregunta: ¿cómo puede establecerse las libertades democráticas y, al mismo tiempo, existir esclavos como ocurrió en Atenas?. Pero no todos estuvieron a favor de la esclavitud. Al menos en el Jardín (escuela filosófica de los epicúreos) aceptaban como alumnos a personas de toda condición, incluyendo mujeres y esclavos. Entonces, y considerando todo esto: ¿por qué aquellos que comenzaron a transitar el mundo de la razón no se dieron cuenta que ser amo de otro hombre es renunciar a la comunicación razonada y lógica entre todos los hombres?. Quizás, además de económica, también tuvo una explicación mitológica, incluso más influyente o convincente que la ofrecida por Aristóteles, que intentó justificar con lógica a la esclavitud (los antiguos sabios griegos tampoco fueron perfectos).


Es contradictorio, cuando en la economía se establece o depende de la esclavitud como mano de obra y de producción (incluso especialista) se hace necesario un plan más económico que ético para eliminar de la sociedad a la esclavitud. Por otro lado, en la actualidad la colectividad humana también resulta contradictoria, como si lo contradictorio fuese algo natural o heredado de la Historia, más como deuda que como riqueza. Al menos en Atenas, aunque fuera imperfecta, la ciudadanía comenzó a fundamentarse con la lógica y la razón. El pensamiento general ateniense no sólo utilizó y perfeccionó ese ¼ de democracia como forma de gobierno, además supo enriquecerla y basarla en la ciudadanía individual a través del método discursivo y, sobre todo, por debates civilizados para decisiones posteriores en la Ekklesia.

La Democracia entre los ciudadanos atenienses representó un antes y después en la Historia. Porque el hombre superó a la fuerza bruta y apareció la fuerza mental más allá de lo individual al reunir muchos votos para escrutinios que dirigieran el poder. La fuerza del músculo, del mazo, de la espada, lanza, redes y piedras fue superada por la lógica colectiva: “Si mi voluntad como individuo o colectivo menor es contradicha por mi colectivo mayor de forma democrática, acataré la ley resultante”. El voto no sustituyó a la espada, pero comenzó a dirigirla. Un nuevo poder lógico, la ley votada democráticamente, apareció con la Antigua Grecia, y le llamamos lógico porque es algo “natural” a lo que se tenderá una y otra vez a lo largo de la Historia posterior hasta llegar a nuestra época, donde la Democracia representativa resultante ha casado o casa bien con cualquier cultura o país humano, casi se podría afirmar que es una tendencia natural desde todas las culturas y sus, muchas veces, violentos o revolucionarios cambios.


Entre estas primeras y antiguas libertades democráticas los campos del conocimiento tomaron nuevas energías y caminos plurales entre sus ciudadanos libres, así nacieron muchas ciencias y el mundo imparable de la Razón. La ciudad de Atenas, lógicamente, se convirtió en el mayor núcleo de esplendor social, cultural y artístico, no sólo de aquella época, también durante muchos siglos después de su derrota militar iluminó a otras culturas. Esta es la grandeza y la gloria de Atenas en la Historia humana: el nacimiento de la ciudadanía general democrática; de la que no participaron mujeres ni esclavos, ésta su pena y deuda que la Historia, a la que tan bien sirvió, se encargaría de enmendar muchos siglos después. Donde nuevas “Ekklesias” paritarias estarían formadas por hombres y mujeres formando sociedades donde no existiría ya la esclavitud.

La filosofía no nació en Atenas, sino en las polis griegas de Asia menor. Llegando a Atenas esta curiosidad asiática que investigaba el principio generador del mundo. Pronto uno de los primeros y destacados filósofos atenienses, Sócrates (470 a 339 aC), fue mucho más allá y señaló al conocimiento de uno mismo y de las virtudes posibles como fundamento de la sabiduría. Su alumno Platón basó en el mundo de las ideas la concepción del conocimiento; y el discípulo de éste, Aristóteles, estableció una mecánica para el conocimiento, la lógica, e inició la metafísica. El mundo libre del conocimiento, filtrado esta vez por la lógica y por nuevos métodos académicos, dio lugar a las famosas Escuelas Filosóficas griegas que pasaron a la época helenística. Muy diversas entre ellas y hasta enfrentadas, pero todas con el objetivo de descubrir o crear el proyecto concreto de la verdadera forma de vida que debe adoptar el griego (o humano, en muchos casos). Toda Escuela filosófica se fundamentaba en tres nuevos campos:

1. LÓGICA
2. FÍSICA
3. ÉTICA

Y sobre estos tres campos pensaban, versaban, dudaban, discutían y enseñaban, hasta se enfrentaban con otras Escuelas, sobre todo en Ética, ya que en Lógica y Física existía mayor consenso o igualdad entre todas las Escuelas. Además de estos tres grandes campos del conocimiento, relativamente nuevos, sobre todo en su tratamiento escrito y académico, había dos grandes campos más traídos desde el pasado y con gran peso en las Polis griegas: la Política y la Religión. Al abarcar estos viejos temas las distintas Escuelas crearon distintas líneas investigadoras y discursivas que formaron como un escaparate académico donde se exponían las diversas sociedades ideales.


Afortunadamente la religión, que también sufrió transformaciones (incluso intentos de ser interpretadas con lógica y razonamientos), no frenó la aceleración evolutiva del conocimiento razonado y lógico. Más bien fue a la inversa, se dejó llevar por él y sufrió grandes evoluciones. Un ejemplo real lo encontramos en la figura histórica de Pitágoras (582-507 aC), genio matemático. Sus discípulos y él fueron los científicos más adelantados de su época. Con los números descubrieron que la Tierra era redonda y que giraba alrededor del Sol, además de formular el famoso Teorema de Pitágoras. Aún así los números no escaparon a la mística, religión o política. Los pitagóricos fueron también reformadores religiosos, además de creer y enseñar una sola divinidad (algo revolucionario para la sociedad griega que era politeísta), creían en la inmortalidad y en la reencarnación. Los pitagóricos también participaban en las ideas políticas (se cree que mayoritariamente apoyando a la Aristocracia). Por ello fueron expulsados de Samos, fundando otra escuela mayor en la ciudad de Crotona, al sur de la península itálica, que fue incendiada y muchos pitagóricos asesinados precisamente por sus ideas políticas, más que por sus ideas científicas o religiosas.

Donde realmente se apoyó la ciudadanía ateniense fue en la Escuela o Academia de Platón y de Aristóteles, que no creían en el individuo autosuficiente, sino en la Polis autosuficiente con individuos ciudadanos, construyendo en este principio su sistema filosófico-político, subordinando la ética a la política sin anular fundamentos éticos en la política. Aunque entre Platón y Aristóteles (maestro y discípulo) hubo destacadas diferencias. Podemos simbolizar como idealista a la figura de Platón y de realista a la de Aristóteles. Como se dijo, estos dos importantes filósofos, junto a Sócrates, fueron o son tres de los más grandes sabios de la Antigüedad (ejemplo de la riqueza social de las libertades de pensamiento y expresión donde sería obtenida la democracia para la Historia). Hay que puntualizar, no fueron sabios al cien por cien en sus afirmaciones, porque en algunas no acertaron ni de lejos, como con la esclavitud y con las mujeres.


Entre esta ebullición de los conocimientos evolucionaron las Polis griegas, siempre destacando Atenas, y durante siglos existieron. Cuando su esplendor fue desapareciendo, en la entrante época Helénica, la naciente cultura romana tradujo las principales obras griegas al latín; y casi copió literalmente (con otros nombres) a sus dioses y mitología, también a su ciencia y filosofía. Aunque el poder en Roma siempre fue más propenso a beber de las fuentes lógicas y mitológicas antes que de las filosóficas. Muchas tendencias filosóficas en política desquició hasta tal punto a los poderes romanos de la época que en el año 161 aC decretaron la expulsión de todos los filósofos en Roma. Es curioso comprobar cómo Grecia Antigua sirvió “a la Carta” a toda la Historia posterior. Ocultándose aspectos griegos no adecuados, por ejemplo y desde una perspectiva histórica, los griegos vivieron en libertad sexual y había de todo: bisexualidad u homosexualidad; incluso era normal celebrar orgías al final de la mayoría de las celebraciones o festejos. Sin embargo ello fue acallado. Porque era lo contrario a las éticas dominantes en cada momento histórico que “bebió” de la cultura griega, sobre todo del cristianismo.

Esta explosión de diversidad del pensamiento y sus conocimientos practicada por las Escuelas Griegas debieron evolucionar forzosamente en sus conceptos cuando llegaron los ejércitos macedónicos y fueron invadidas las polis griegas. La conmoción en el mundo del conocimiento fue tremenda y la cosmovisión de las polis se derrumbó ante las mismas puertas de las Escuelas filosóficas. Aquellas enseñanzas terminaron por evolucionar y sobrevivieron más allá de la hegemonía política/militar del poder macedónico. Iniciándose así la época Helénica que duró unos tres siglos y donde las Escuelas filosóficas griegas intentaron sobrevivir y ofrecer alternativa al mundo en caos y dominado por los generales herederos de Alejandro. Así llegaron entre altibajos al año 529, donde la escuelas atenienses fueron cerradas definitivamente por la Roma imperial y cristiana.

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